domingo, 18 de septiembre de 2011

Tocar por nada

Hay una leyenda que cuenta que un músico se levantaba cada día a las tres de la madrugada para tocar el sitar, sólo por el placer de tocarlo. Sin público, sin exigencias, sin competencias, sólo por el placer de tocarlo,tocar por nada. Eso me recuerda el hacer las cosas sólo por el placer de hacerlas, con un fin en sí mismo, por amor a ello mismo, pero sin atarme a ello. Como dice Moratiel, vivir por nada, orar por nada, sin querer lograr nada, ni un estado de ánimo, ni siquiera la paz, sólo ser.

Y cuando realizamos una actividad,  muchas veces insconscientemente nos fijamos en cómo lo ha hecho antes una persona a la que admiramos, y eso está muy bien, puede ser nuestra inspiración, pero no queramos repetir, ni imitar, ni medirnos con otras personas,porque perdemos el placer de hacerlo por el puro placer, por el amor a ello que ha sido lo que nos ha movido. Cada uno tocará el sitar de una manera, cada uno tiene su propia marca, no tenemos por qué hacer lo mismo para llegar al mismo sitio.
Lo importante es estar aquí y ahora, disfrutando del camino, habitando cada lugar, cada espacio, cada experiencia plenamente y dejarla pasar.

Eso es estar aquí y ahora y aprender y a despojarnos de todo, para vivir por nada. 

jueves, 8 de septiembre de 2011

Agradecida...


Es para mí un momento de mi vida extraño y algo complejo, pero siempre he creido que todo forma parte del camino, así que vivo espectante, atenta y abierta al aprendizaje y a todo lo que me está haciendo ver  mi yo más profundo. A veces miedos, a veces risas, a veces paz, a veces nada y en ese estado voy andando este tramo del camino, observando, observando. ¿verdad que es raro? Bueno, es lo que es.

De lo único que estoy segura en estos momentos es de estar profundamente agradecida a cada instante, a cada persona que se cruza en mi camino, cada experiencia, a mi compañero que me coge de la mano y me alienta con sus palabras y sus gestos de amor.

Gracias por el amor que veo en muchas personas, que me lo regalan sin darse cuenta y del que a veces me siento abrumada, pues ahora mismo poco puedo dar, más que mi más profundo agradecimiento por estar, por ser.

Gracias a todas las personas que son sin darse cuenta de que están. Gracias porque a través de ellas veo el amor que hay en lo profundo de nosotros.