Ahora, párate un segundo y siléncialo todo, lo que te rodea, tu diálogo interior incesante.
Estas aquí, vuelve a tu corazón, no te entretengas!
Ama lo que haces.
Vive este momento, vívelo!
Nada importa, ríete.
Si hay algo que siempre pedí en los momentos oscuros es no perder nunca la alegría. Creo que no hay mayor alegría que vivir consciente del Ser.
Acudir a tu blog reconforta las "heridas del alma"
ResponderEliminarEs muy grato leer tanta sencillez y naturalidad.
Felicidades.