miércoles, 1 de diciembre de 2010

lo que hay detrás

A veces nos enfadamos por cosas que no vienen a cuento o sí que vienen pero que en otras circunstancias no le daríamos tanta importancia. Hay que saber leer entre líneas y conocernos por dentro para saber qué nos pasa fuera.  Posiblemente alguien toque en nosotros una herida que no es visible al resto y en muchas ocasiones ni siquiera nosotros somos conscientes de ella. Es lo que llama Eckhart Tolle el cuerpo dolor. Es un nombre un poco raro para mi gusto, pero la definición es clara y puede ayudarnos a ser conscientes de nuestra inconciencia:
"BUSCA CUALQUIER SEÑAL DE INFELICIDAD EN TI, del tipo que sea; puede tratarse del despertar del cuerpo-dolor. A veces toma la forma de irritación, impaciencia, un estado de ánimo sombrío, deseo de hacer daño, ira, furia, depresión, la necesidad de dramatizar las relaciones, etc. Atrápalo en el momento en que despierta de su estado latente.
El cuerpo-dolor, como cualquier otra entidad existente, quiere sobrevivir, y sólo puede hacerlo si consigue que te identifiques inconscientemente con él.
Se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su energía característica, algo que produzca dolor del modo que sea: ira, ganas de destruir, odio, pena, drama emocional, violencia e incluso enfermedad. Mantente presente, mantente consciente. Sé el guardián siempre atento de tu espacio interno. Tienes que estar lo suficientemente atento como para observar el cuerpo-dolor directamente y sentir su energía. Entonces no podrá controlar lo que piensas"


(texto tomado de " El Poder del Ahora" de Eckhart Tolle)

Tan sólo ser consciente, y "pillarnos" a nosotros mismos, es el primer paso para no identificarnos con pensamientos y emociones que a veces nos parecen ajenas y a toro pasado pensamos...pero ¿por qué me he puesto así?
Y entonces, al observarlo, al ser consciente, se crea un espacio, no es ninguna emoción ni sentimiento, es un espacio, un vacío como el que hay en el universo entre las estrellas.

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